viernes, 22 de agosto de 2008

Volar

Seis meses... poco tiempo parece, pero es uno de esos periodos de tiempo que marcan. En el colegio, cada seis meses hacemos un receso para descansar; en la Universisdad un semestre es lo que nos toma aprender a no perder una materia; en las empresas un buen tiempo para un balance, para saber en qué se está fallando y tomar medidas a tiempo para que el resto del año sea próspero.

Hace seis meses en este mismo apartamento, en este mismo computador, en una noche fría como ésta, veía el video de Steve Jobs que hace un momento volví a ver. Hace exactamente seis meses.

Interesante como la vida se reordena; como algunas cosas se mantienen y se vuelven mucho más sólidas; como algunas personas entran y desaparecen así no más, sin casi dejar huella. Interesante cómo ha cambiado mi vida en seis meses, como hace ese tiempo escribía sobre uno de esos fines de semana locos, cuando me desperté un lunes y mi casa era otra, mi novio ya no lo era, mi vida no era la misma; tenía nuevas responsabilidades, nuevos retos, nuevas rutas, nuevos y desconocidos rumbos, nuevas experiencias por vivir.

Y acá estoy, haciendo mi balance semestral para lo que queda del año, (Suena Feeling in the same way de Nora Jones, imagino que la vida no habrá encontrado mejor canción para este momento), lo único que me faltaba era cambiar de trabajo.

Lo más bello de la vida es ver como varios de tus sueños, de tus metas confluyen en un mismo punto y te hacen sentir tan agradecido; así como así, yo que siempre he querido tener alas hoy tengo la posibilidad infinita de volar; el mundo ya no cabe en mi casa, hay demasiados lugares a donde ir.

Obviamente ningún don se nos da sin un poco de responsabilidad, pero eso también resulta maravilloso si se mira con detenimiento, porque siempre he sido convencida de que DIOS no nos da situaciones que no podamos manejar; Él siempre sabe hasta donde podemos llegar y que nuestras únicas limitaciones están en la cabeza; así que nada, vamos a por ello.

Mi vida ha cambiado, sí, pero las personas a las que amo siguen inamovibles, siguen ahí siendo mi puente, siendo mi base, alegrándose con mis triunfos que son un poco (mucho) de ellos, porque la vida no es tan individual como quisieramos, de todos aprendemos algo, todos caen en el momento y lugar preciso y nos ayudan a avanzar; y aunque sabemos que no van a durar para siempre en este mundo físico, se las arreglan para perdudar en las enseñanzas, que son más eternas que el propio universo.

La vida cambia y continúa. Ahora estoy en otro lugar, con otro estado de ánimo, siento de veras como si hubiera renacido; siento que ya no hay fronteras, ya no hay miedos. Sigo avanzando, con pasos pequeños pero seguros, ya no me quiero comer el mundo de un solo bocado, quiero disfrutarlo, pedacito por pedacito, con sus alegrías y sus tristezas, con sus momentos de bonanza y de pobreza, con su equilibrio perfecto que nos recuerda lo frágiles que somos, pero que también cada día más nos comprueba que sí tenemos el poder de volar, el poder de ser libres, el poder de ser felices.

No crean que hacen falta seis meses para darse cuenta de esto, como siempre mis Blogs están llenos de lugares comunes, pero que le vamos a hacer, si en la vida lo más bonito es lo más cotidiano, lo más simple, lo que es tan evidente que a veces no lo queremos ver, por eso hay que cerrar los ojos un momento, dejar de escuchar tanto el riudo de afuera, sentarnos en la soledad de la noche y dejarnos llevar, en uno de esos giros mágicos de la vida, salimos volando!

lunes, 7 de julio de 2008

Mi propuesta: Suicidio Político

Duros momentos vivimos mis queridos. Mientras en la tele nos muestran 24 horas de liberados, de Uribe y FARC, nos ocultan un millón de pobres, disminuyen las cifras de desempleo a punta de engaños, reducen los presupuestos para educación y salud, desmejoran las condiciones laborales, aumenta la inflación, se devalua el dólar, aumentan las tasas de interés, etc.

Sin embargo, ser de la oposición en este país resulta ser anti-patriota. No vitorear a Uribe, resulta ser guerrillero. Decir a viva voz que las víctimas de los paramilitares tienen tanta legitimidad como las de las FARC y otros grupos al margen de la ley, es ser desconsiderado. Pensar en este país, no tragar entero, no aceptar las injusticias es ser enemigo.

Si Ingrid Betancour es liberada, es una heroína; pero si le pide a Uribe que modere su lenguaje, sane su corazón, ame a sus enemigos (tal como nos lo enseñó Jesús), es una desagradecida.

Entonces a qué jugamos. Nadie niega la lucha que se está llevando y los resultados que ha dado, pero ya está bueno de guerra. Ya no más muerte, ya no más amenazas en público, ya no más quitar recursos de todas partes para financiar la lucha armada.

De cualquier forma el pueblo se merece sus dirigentes. Parece que en este país lo social está en un cuarto o quinto plano. Parece que el hambre y la pobreza dejaron de ser temas de relevancia; que miles de niños mueran por enfermedades y desnutrición en el Chocó, dejó de ser noticia, al fin y al cabo es mucho más importante ver los improperios que se lanzan Chávez, Correa y Uribe.

Para no extenderme más, creo que lo que escribió Khalil Gibran en El Jardín del Profeta es más que cierto. Y allá los colombianos con su conciencia....

Amigos míos y compañeros de ruta, compadeced a la nación que está llena de creencias y vacía de religión.
Tened piedad de la nación que lleva vestidos que no teje ella misma, que come un pan cuyo trigo no cosecha y que bebe un vino que no mana de sus propios lagares. Compadeced a la nación que aclama a un fanfarrón como a un héroe, y que considera bondadoso al oropelesco y despiadado conquistador.
Compadeced a la nación que desprecia las pasiones cuando duerme, pero que, al despertar, se somete a ellas. Compadeced a la nación que no eleva la voz más que cuando camina en un funeral, que no se enorgullece sino de sus ruinas, y que no se rebela sino cuando su cuello está colocado entre la espada y el zoquete de madera.
Compadeced a la nación cuyo estadista es un zorro, cuyo filósofo es un prestidigitador y cuyo arte es un arte de remiendos y gesticulaciones imitadoras.
Compadeced a la nación que da la bienvenida a su nuevo gobernante con fanfarrias, y lo despide con gritos destemplados, para luego recibir con más fanfarrias a otro nuevo gobernante.
Compadeced a la nación cuyos sabios están aniquilados por los años, y cuyos hombres fuertes aún están
en la cuna. Compadeced a la nación dividida en fragmentos, cada uno de los cuales se considera una nación.




viernes, 27 de junio de 2008

Stillness in life...

And I'm never sad, and I'm always glad
Anything you give me today
I will be thankful for
People find it hard to be strong
Cos they don't know where they're coming from
There was nothing let to do but hang on
For a stillness in time.
Stillness in Time-Jamiroquai

He estado toda la semana con la idea de qué es realmente la paz. Todo surgió el sábado cuando me tomaba unos tragos con algunas señoras. En un momento dado todas se quedaron mirandome y una me dijo "tú eres una niña que inspira mucha paz". Simplemente sonreí y agradecí sus palabras, pero en mi cabeza quedó esa frase grabada y me di a la tarea de entenderla.

Estamos pasando por tiempos difíciles. Los petardos, las bombas, el terrorismo volvió a nuestra ciudad. Nos sentimos nuevamente amenazados. Todo el ambiente actual contrasta con nuestra propia cotidianidad. Nunca he entendido esa agresividad que nos caracteriza a los bogotanos; ese sentimiento constante de que nos quieren hacer daño; ese estar a la defensiva todo el tiempo. Todavía me he extraño ver peleas callejeras; todavía las palabras "Señor policía, tiene un cuchillo" me son ajenas y se me quedan grabadas.

Ayer leía un artículo sobre la segunda guerra mundial. Increíblemente la palabra "pacifista" en la Alemania Nazi era vista como negativa, quería decir que alguien no era nacionalista y patriota y no apoyaba la guerra, ni el holocausto; quería decir que esa persona en realidad buscaba la paz entre las naciones y ese era un concepto aberrante para Hitler y los SS.

Entonces me puse a pensar ¿Qué tan lejos estamos los bogotamos de ese sentimiento de rechazo al pacifismo? ¿Nos han vendido tanto la guerra como única salida que ya no creemos en hacer paz?

Por mi parte he descubierto que lo que me hacía daño, me rayaba la cabeza, me ocupaba horas y horas de pensamientos ya simplemente no lo hace. Las cosas que me daban mal genio, ya no causan ese mismo efecto. Ahora tengo la tranquilidad para respirar y pensar con la cabeza fría, pero más que todo con el corazón abierto.

No creo, ni siento, que me quieran hacer daño todo el tiempo; no cuido mis cosas como perro guardián porque no creo que todos quieran robármelas; no siento que la gente me esté tratando de ofender, aunque a veces lo haga. Soy libre por fin de todas esas ataduras. Aprendí a perdonar de corazón para no hacerme daño; aprendí a ver la vida con otros ojos, con los ojos de una persona que no tiene nada que temer, que se acepta y acepta a los demás como son.

La verdad no estoy tratando de hacer alarde de lo que soy, no lo necesito. Simplemente para mí todo esto ha sido un verdadero descubrimiento. Entendí que era lo que querían decirme, realmente no solo me veo, sino que siento que tengo paz en mi vida y eso es invaluable. Seré una pacifista toda la vida, así no sea la moda, así vaya en contra de la sociedad, de los preceptos. ¡Por fin soy libre!

jueves, 12 de junio de 2008

Estado del Clima

Creo que llevo ya un rato sin escribir... entré en un estado de un poco de esterilidad de ideas; la rumba puede secarnos un poco el cerebro.

¿Qué puedo contarles de mi vida, ahora mismo? Nada interesantísimo a decir verdad. Ando con el animómetro loco. A veces me río a carcajadas, a veces solo guardo silencio, casi nunca lloro como desesperada. Creo que mi clima emocional está un poco más loco que el local y eso ya es mucho decir. En el mismo día me hace sol, me llueve y hay niebla. Soy tan impredecible como la capital.

Creo que tengo el corazón un poco desequilibrado. A veces necesita sentirse vivo como la naturaleza, pero más que nada está seco como piedra. Qué le hacemos, soy un desorden atroz; ya ni yo misma me entiendo.

Adicional a eso he tenido muchos pensamientos (para variar). He estado con esta idea rondándome del pretérito imperfecto. No puedo evitar preguntarme todos los días qué habría pasado si hiciera las cosas de forma diferente. Creo que estoy viviendo un poco de afán y me agarra la vida con los calzones abajo, cuando miro para atrás digo "mierda qué pasó" y entonces me río y digo "no lo vuelvo a hacer". Pero sigo y sigo. Mis equivocaciones se han vuelto recurrentes y mis aciertos un poco esquivos. Creo que le estoy tratando de coger el paso a este mundo, pero de alguna forma es el mundo el que me sale al paso.

Más o menos mi vida está como este post... No sé qué es lo que digo, no sé para dónde voy, no sé si alguien me lea, pero de alguna forma resulta divertido.

Al final he aprendido a sacarle el chiste a la vida. He aprendido a manejar mis propios estados de ánimo y vestirme para todos los climas. He aprendido a preocuparme un poco y luego simplemente hacerme la loca y no ponerle más cuidado a mis propios cuestionamientos, a mis propias imperfecciones, a mis propios errores y hasta a mis propios aciertos.

Sigo siendo yo y creo que eso es lo más importante. Sigo en este largo camino. Solo que ahora hago lo que dice mi hermano: cuando la vida me da la espalda, le cojo el culo!!!

viernes, 23 de mayo de 2008

Pesado Pasado

Empiezo a pensar de nuevo en el tema de este Blog, la Bogotá Su-real. De hecho el nombre debería ser surrealista, pero me sonaba más bonito Su-real, me parece que habla más sobre lo que quiero decir, sobre esta complicada simpleza de vivir en una ciudad tan grande, con tantos matices, con tantos miedos y tantos recovecos, como siempre lo he dicho.

Pues bien, esta ciudad oficialmente se nos ha quedado chiquita. Creo que empiezo a ver que todo es un pequeño círculo, todos de alguna manera nos conocemos con todos, todos de cierta forma estamos comprobando la teoría de los "Six degrees of Separation" (traduce algo así como seis grados de separación), lo que me da un poco de ansiedad, porque si realmente todos estamos a solo seis personas de conocer a todos en este planeta, entonces no hay salida, nuestro pasado nos acechará por siempre.

No nos digamos mentiras, ni acá, ni en ninguna parte alguien tiene la vida tan limpia como para no apenarse de algo que hizo en el pasado. Todos tenemos algo que no queremos contar o que preferimos mantener un poco oculto o simplemente porque queremos olvidarnos de que pasó ya que nos causa emocines que preferimos reservar en lo más profundo de nuestro corazón.

Lo malo es que esos fantasmas que uno creía haberlos erradicado, siempre vuelven a atormentarnos. Son almas vagan errantes recordándonos que jamás podremos librarnos de ellas porque siempre que conozcamos a alguien, esa persona podría conocer a otra y esa a otra más, alguien que sabe nuestros oscuros secretos, nuestros más íntimos pecadillos. Espeluznante ¿no?.

Lo peor es que la era tecnológica está agravando el problema. Ahora no solo debemos preocuparnos de botar nuestras antiguas agendas, quemar antiguas cartas, dejar de saludar a los antiguos amigos, porque ahora también somos seres virtuales, imborrables personajes de un mundo paralelo construído en la red en donde caminamos desnudos como almas en pena en este purgatorio que se ha convertido Facebook.

Y entonces ¿Cómo luchar contra eso? ¿Cómo salirnos de este círculo vicioso? ¿Cómo desterramos totalmente a aquellos que creímos que nunca más ibamos a ver, pero que volvieron para asustarnos y aterrorizarnos? ¿Cómo borramos a los ex-amantes del messenger, cómo nos deshacemos de los ex-novios en facebook? ¿Cómo quitamos a los que nos molestaban en el colegio de nuestro MySpace?

Pues resulta que no podemos hacerlo. Apenas si podemos vivir con ello, aliarnos. Si no puedes contra ellos: úneteles. Los que eran tus enemigos, puede ser tiempo para que les des otra oportunidad; los que eran tus novios, es hora de que los olvides; y los ex amantes... tal vez sea un buen momento para cangrejear*, quién quita. Siempre algo positivo se le puede sacar a todo, qué tal una buena noche de efervescencia y calor.

Por eso tranquilos, que jamás podremos borrar lo que fuimos, solo debemos aceptarlo. Lo hecho, hecho está. Jamás nos vamos a poder deshacer de nuestro pasado, pero siempre podemos hacerlo más amable, más divertido o quizás más picante.

*Cangrejear: Palabra del Slang bogotano que se refiere volver con alguna persona con la que se tuvo una relación. Traduce literalmente caminar para atrás....

lunes, 19 de mayo de 2008

VICIOS

Ehhhh? Por dónde empezar….

Pues realmente estoy tratando de dejar de pensar. Este mundo está lleno, plagado, de vicios: Sexo, drogas, alcohol, cigarro, tele, porno, etcétera, etcétera. Mi vicio es pensar.

A veces es tan complicado, tan delicioso, pero tan doloroso. Quisiera de vez en cuando callar las voces en mi cabeza, pero siguen taladrando, infestándome con pensamientos sobre todo, con ideas sobre la vida, sobre la muerte, sobre el amor, sobre el odio, sobre los hombres, sobre las mujeres, con canciones, con poemas y quisiera que me dejaran descansar de una vez.

Esto de dejar de pensar es una misión que requiere tanto trabajo como dejar de consumir alguna droga. Cuando siento que ya lo estoy logrando, empiezo a sufrir síndrome de
abstinencia y entonces empiezo a sudar frío, se me acelera el pulso y otra vez recaigo, lleno mi cabeza de más y más y más, sin descansar un solo momento.

Es un problema grave este que tengo. Mis pensamientos poco a poco han llegado a gobernar mi vida, trayéndome a esta ola creativa en donde escribo y escribo, a veces sin ningún sentido. Todo lo cuestiono, todo lo quiero entender. En realidad quiero encontrar el sentido de la vida, en realidad tengo demasiado represado.

Busco ayuda, pero lo único que hacen es burlarse de mí, diciéndome que esto es parte de la naturaleza humana, como si yo no lo supiera, como si yo ya no lo hubiera pensado antes.

De verdad que esto se me está convirtiendo en un problema. Ya no puedo caminar descalza sin preguntarme si es real o no el suelo que pisamos. Ya no puedo andar por la calle sin pensar si todo esto es un simple sueño. Ya no puedo acostarme en el pasto, mirando el cielo y simplemente buscarle figuras a las nubes, sino que empiezo a pensar qué habrá más allá del cielo, qué habrá más allá de DIOS, ¿Será que DIOS sí me escucha?, ¿Será que si existe? ¿Será que Él conoce todos y cada uno de mis pensamientos? Y si los conoce ¿será Él no está también cansado de ellos?

jueves, 15 de mayo de 2008

LUGARES COMUNES.

No soy mala hierba, solo hierba en mal lugar (Sácame de Aquí, Bunbury)

Últimamente he pensado que quiero viajar; pero viajar lejos, por lo menos un viaje que amerite tener una visa en el pasaporte. He pensado en varias opciones, la verdad no sé a dónde exactamente, ni cuando, pero quiero viajar.

Me ha estado rondando mucho la idea en la cabeza de que quiero irme a vivir a Italia, ya empecé a averiguar becas y requisitos, cursos de Italiano y, bueno, me he vuelto un poco obsesionada con ese tema. No sé qué es lo que tiene esa tierra que me parece tan atractivo. No sé de dónde surge ese sentimiento, como si me estuvieran llamando a encontrarme con algo o si simplemente quiero irme a buscar otros mares y esa es la opción más atractiva.

Como ustedes ya deben saber a esta altura y para los nuevos lectores (que son pocos, pero siempre bienvenidos), yo pienso un poco en desorden, (aunque casi siempre termino teniendo un punto), así que este tema de los viajes me llevó directamente al tema de las familias, de las personas sobre todo. Empecé a pensar en la gente con la que hace muy poco uno pasaba mucho tiempo, con la que uno ya tenía sus rutinas establecidas, a las que medianamente conocías, como las familias de los ex.

Es extraño, cuando estás con alguien realmente estás saliendo con su familia. La conoces tanto, la ves tanto, la llegas a apreciar, a sentir parte te tu nucleo familiar y cuando terminas con ese alguien lo haces también con sus allegados. Entonces ya no te conocen tan bien, ya no los quieres cerca, ya no te quieren cerca y terminan siendo simples desconocidos que una vez compartieron un momento contigo.

Es aquí cuando todo este tema de los viajes y las familias empieza a concatenarse, porque si realmente te vas a vivir a otro lado, tu propia familia también se queda atrás. Las personas con las que compartías, vivías y comías de algún modo se vuelven lejanas.

Al fin y al cabo siempre nos estamos desprendiendo de algo. Cuando estamos en el colegio y nos vamos a la universidad; cuando pasamos de un trabajo a otro; cuando nos subimos a un bus y nos bajamos, siempre estamos dejando algo atrás. Es la ley natural de la vida despojarnos de algo, para obtener otra cosa. Pero ¿Por qué para algunos será tan difícil hacerlo? Para mí, por ejemplo, siempre ese proceso de adaptación se me ha dado naturalmente. Siento que lo que dejas atrás, aunque maravilloso y hermoso, cumplió su ciclo y hay que avanzar. Creo que por eso recuerdo tanto, pero no con añoranza, sino con cariño.

Todo se torna un poco más claro. Ya sé que lo que quiero siempre es emprender nuevos viajes, conocer otras cosas, otros pasajeros de este mundo, al fin y al cabo la vida es un viaje muy corto que hay que aprovechar al máximo. Por eso siempre tengo las maletas hechas, no sé a dónde vaya, pero seguro en donde esté, siempre recordaré cada uno de los lugares que he visitado y seguiré andando y andando, mientras pueda.

domingo, 11 de mayo de 2008

Rutinas.

La feria del libro me dejó varias cosas: Un libro que se llama Solas, de una escritora española; La Tregua, el libro que le abrió las puertas al mundo a Mario Benedetti y una exquisita charla con mi amiga Andrea al calor de unas buenas cervezas.

Y bueno, este libro “La tregua” es básicamente el diario de un hombre de 50 años, contador público a punto de pensionarse, viudo y con tres hijos, quien cree que el corazón se le ha secado. ¡Qué historia más amena, por DIOS!. Nunca creí que la vida de un contador pudiera divertirme tanto, pero es que este Martín Santomé resultó tener más cosas conmigo de las que alguna vez me pude imaginar. Es un loco, soñador, sexual y pensador.

Eso me hace recordar que hace unos tres días, cuando cumplía una de mis rutinas diarias (desmaquillarme), mi mamá me miró y sonriendo me dijo: “Nena, me alegra tanto verte, me alegra tanto como estás tomando tu vida”. Entonces me puse a reflexionar, ¿Qué es de mi vida en este momento y por qué me siento tan identificada con este Santomé?

Para empezar estoy haciendo cosas que nunca hice. Ahora ando pendiente de pagar los servicios, las tarjetas, de tener la ropa lista a tiempo y de tender la cama todos los días. Empecé a preocuparme por cuidarme la piel y las arruguitas de los ojos, por lo que ahora tengo unas quinientas cremas, cada una para una parte diferente del cuerpo. Me preocupa mi salud, por lo que he decidido contratar una medicina prepagada. Me maquillo y me desmaquillo todos los días y cada una de estos rituales me toman unos quince a veinte minutos diarios. Veo el noticiero y leo la prensa diariamente. Estoy preocupada porque empezó a salirme pancita, por lo que las abdominales han sido buena opción. Tengo una cama doble, un computador personal y un televisor, objetos que creí imprescindibles para la vida independiente. Ahora escucho Jazz, blues, soul y no soporto el vallenato, el merengue o el reggaetton. Trato de repartir mi tiempo entre mi trabajo, la música, la lectura, el cine, ver a los amigos, hablar con la familia, dormir, consultar el correo electrónico y próximamente estudiar de nuevo, todo en las escasas 24 horas del día.

Me doy cuenta de que empiezo a tener verdaderas rutinas. Que a pesar de seguir saltando de un lado a otro, de que me siguen gustando las películas de Barbie y de mis frecuentes ideas infantiles, ahora ya vivo una vida diferente, la vida que siempre quise tener, lo que siempre soñé desde niña y, sin embargo, siento que mi corazón un poco seco, como que ya no siento esa necesidad de llorar todos los días y, es más, bloqueo todo pensamiento que me haga sentir nostálgica o conmocionada.

Creo que ya no soy una niña. La vida, el mundo, las percepciones me han cambiado. Ahora tomo cuenta de cosas que nunca en la vida me habían importado, como el curso de la historia y la realidad del país. Ahora soy alguien para datacrédito. Ahora soy alguien...

¡PUTA, Ya soy adulta!.

sábado, 10 de mayo de 2008

Desde este alejado pedacito de mundo

Hace no mucho escuché una de esas historias que lo logran dejar a uno frío, tembloroso, pensativo y con escalofríos.

Esta señora padecía una enfermedad terminal que no recuerdo muy bien cuál era; su esposo se había dedicado a cuidarla lo mejor que podía y su único hijo se había dedicado a seguir con su vida, es decir, practicamente a ignorarla.

Un día el señor salió de su casa a hacer alguna diligencia, el hijo se encerró en su cuarto a hacer algún trabajo de la universidad, a chatear con sus amigos o a disfrutar de alguna revista pornográfica, lo típico de los muchachos de su edad. La mamá murió sola y de la forma más silenciosa posible en su cuarto, a tan solo unos pasos de su hijo sin que él se diera cuenta.

Es un poco terrorífica esa historia, como dije al principio, sobre todo porque es real. Lo que me pone a pensar un poco más y como de costumbre en la gente que tenemos alrededor. En qué tanto le decimos a quienes tenemos al lado que los amamos, que son importantes; en cuánto nos involucramos en sus vidas, en su dolor, en su dicha, en su tristeza; en cuántas oportunidades perdemos para estar con los que amamos.

En estos tiempos en los que mi casa está tan lejos que Jota Dé dice en broma que yo "Vivo donde enchufan el sol", me he dado cuenta de que siempre tendemos a menospreciar el valor de los amigos y simplemente esperamos a que estén ahí todo el tiempo para escucharnos, darnos una mano, para burlarse de lo que nadie más se burlaría, para decirnos a la cara lo que todos prefieren callar; y sin embargo pese a que muchas veces los olvidamos ellos siguen estando ahí.

Si nos ponemos a observar la mayoría de canciones, poemas, libros y guerras de este mundo encontraremos que están dedicadas al amor. Casi todas hablan de corazones rotos, de amores imposibles, de amores realizados, del amor de nuestras vidas, de celos, pero muy pocas veceshablan de los amigos. ¿No les parece extraño?, ¿Por qué será que nos es tan fácil amar a un desconocido y darle todas nuestras palabras, nuestros sentimientos, nuestra vida misma; mientras a nuestros amigos apenas los recordamos de vez en cuando y generalmente cuando pasamos por malos momentos?.

Yo he cometido un pecado que creo que es el que más culpa y menos orgullo me provoca: he dejado a mis verdaderos amigos, por aquellos que son apenas personas que pasan por mi vida. He preferido tenderle la mano a veces a algunos pasajeros que a esos que han estado mucho tiempo y que me han apoyado siempre, sin ningún interés más allá de verme bien. Mea Culpa.

Todo leste preámbulo va, mucho más allá de hacerlos reflexionar o lograr que todos ustedes salgan corriendo y le digan a sus amigos que los quieren o a su mamá que la extrañan o yo qué sé yo, es agradecerle a los verdaderos PARCEROS de mi vida que hayan estado ahí en cada uno de los momentos que los he necesitado, que me hayan enseñado el inmenso valor de la risa, que nunca me juzguen a pesar de mi locura, que me expliquen lo inexplicable y que sin importar que ahora me digan "mosquita" siempre se acuerdan de mí y me hacen saber que me quieren y que me cuidan. Por acompañarme aún cuando estoy un poco lejos. Muchas gracias por ser ustedes y por quererme como soy, ¡por que sí!.

Recuerden que esta ciudad es lo suficientemente grande y acá, en una alejado rincón, en un pedacito diminuto de mundo siempre tendrán un lugar a donde llegar, si algún día necesitan un abrazo o simplemente quieren atravezar la ciudad, siempre serán bienvenidos.

Gracias mis amigos, los de siempre y los de ahora.

sábado, 19 de abril de 2008

SI EL AMOR ES UN REFUGIO...

I love is shelter, I'm gonna walk in the rain (Maria McKee, If love is a red dress (Hang me in rags))

Partamos de la idea de que todos alguna vez en la vida hemos llegado a enamorarnos de algo o de alguien. Cuando uno es niño se enamora de su papá o de su mamá, de sus juguetes, de su perro, de ese pollito que se ganó en una piñata. Ya en la adolescencia, con las hormonas saltarinas, uno se enamora de todos los niños, de todas las niñas, de las profesoras, de las modelos en las vayas de Costeña, del rock & roll, de los billares. En la adultez el amor surge con menos frecuencia, pero uno sigue encontrándolo en la carrera, en el trabajo, en los hijos, en la familia, en los amigos y si tiene suerte en la pareja.

Todos irremediablemente tendemos a enamorarnos.

Por estos días, mi amor está más bien en las cosas pequeñas: en mi mamá que es lo mejor del mundo, en mis hermanos y mi sobrino, en unos contadísimos amigos incondicionales, en los zapatos de marca, en mi carrera, en mi ciudad y en el Jazz. Punto, así de simple. No hay más.

Sin embargo, no puedo evitar tener esa incógnita ¿es o no el amor de pareja una fuente infinita? ¿Cuándo se cierra y se abre ese chorro del que mana ese sentimiento tan esquivo que así como nos dá vida nos mata? y lo más importante ¿en dónde se encuentra, realmente?.

No crean que me he vuelto una persona insencible o tan siquiera apática. Es fe en el amor lo que me sigue moviendo en este mundo. Es la total certeza de que por ahí esta buscándonos, a cada uno de nosotros quién realmente nos amará, tal y como somos, sin querer cambiarnos un pelo, sin querer hacernos mejores o peores, sin esperar nada a cambio, sin importar raza, religión y tan siquiera sexo, sin decirnos qué hacer, sin quitarnos el aire. Ese amor que lo puede todo, que lo dá todo, que lo ve todo hermoso. Ese amor que nos llena hasta las entrañas y nos hace dar gracias todos los días con una sonrisa en los labios.

Tengo la fe necesaria, pero la cordura también. A medida que crecemos nos vamos volviendo mucho más cuidadosos, ya no nos lanzamos a la aventura como cuando teníamos 18 años. Así mismo empezamos a tratar con recelo nuestros sentimientos, a esconderlos mejor, a administrarlos con más cautela, sabemos lo que es ser heridos y no queremos volver a sentirlo.

Pero vivir con miedo no es una opción. Vivir pensando en lo que pasaría si decimos lo que queremos, si expresamos lo que sentimos, en lugar de hacerlo, ¿para qué?, al fin y al cabo solo tenemos una vida y seguramente no saldremos vivos de ella, así que ¿Qué más dá?. Amemos, todos los días, seguramente en uno de esos enamoramientos repentinos encontramos al/la que "es".

viernes, 18 de abril de 2008

HA LUGAR

Hace poco hablaba con una amiga de colegio sobre esa época, sobre nuestros años de adolescencia en donde no sabíamos nada de nada y pero pretndíamos que lo sabíamos todo. Esa época de los primeros amores, de los primeros besos, de los primeros osos, de los amigos eternos, del baile de los que sobran, de odios y enemistades por cualquier cosa; de música ligera, de certidumbre y de duda.

Para mí fue más bien un momento extraño que se alargó por unos cuatro años. Siempre me sentí fuera de lugar. Constantemente tenía desacuerdos con mis compañeros y profesores porque yo simplemente no sentía ese sitio como mío, era distante, alejada, nunca pude hallar mi lugar.

Hoy, ya han pasado unos cuantos años desde esa época. Todo empezó a cambiar desde que estaba en la Universidad. Mis profesores me encantaban, las clases me divertían, me identificaba con mis compañeras, me apasionaba todo lo que tenía que ver con mi carrera, la que hice no solo mi oficio, sino mi forma de vida, me encantaron todos y cada uno de sus días.

Ahora, ya también se van alejando los años universitarios y empiezo a sentirme mucho más en mi lugar, empiezo a apreciar más quien soy, en donde estoy y la gente que me rodea. Empiezo a nadar como pez en el agua por la ciudad, por la vida misma.

Sin embargo, todo esto no ha sido de la noche a la mañana, tuve que aceptar quién fui para saber quién soy y en lo que quiero convertirme. Aprendí que siempre aceptar de dónde vienes con orgullo y sin pena te permite seguir adelante; que cada momento minúsculo de tu vida forma parte de lo que eres hoy, así que nunca debes avergonzarte de quien eres.

Creo que por fin he encontrado mi centro, mi nucleo, sin creérme más, ni menos que nadie.

Hoy en día he podido conocer cosas, lugares, eventos, que alguna vez soñé; relacionarme con el tipo de personas que te impulsan a ser mejor, que no se quedan nunca atrás, sino que siempre están adelante, cada vez con más proyectos, con más reconocimiento y ¿Saben? me encanta, pero lo que más me gusta es que en esencia sigo siendo yo, la misma loquita, chiquita, chistosa que se la pasa saltando de un lado a otro. Puedo relacionarme con las mejores personas, las más influyentes, pero si no soy fiel a mí misma de nada sirve. Si no recuerdo de dónde vengo y todo el camino que me falta por recorrer, entonces no he aprendido nada.

Agradezco a DIOS que me dé la oportunidad de crecer, socialmente, moralmente, personalmente, profesionalmente, pero le agradezco mucho más haberme puesto los piés en la tierra y hacerme siempre recordar quién soy.

lunes, 7 de abril de 2008

MY GIRLS

En estos días de tanto movimiento telúrico, de tanta tormenta, de tanto calentamiento global, de tanta lucha por el Tíbet, de tanta guerra en Irak, de tantos secuestrados en Colombia, de tanta lata con Chavez y Uribe, de tanta prostitución infantil; de tantos y tantos conflictos he preferido pensar en las cosas sencillas.

He decidido apartarme de todo y volver a lo básico, a lo simple. A la vida asadita vuelta y vuelta, con una pizca de pimienta y sal.

Me he reencontrado con mis amigas de la Universidad. La universidad, esa época para muchos de locura y desenfreno, de sexo drogas y rock & roll.

Todos tienen millones de historias, algunas truculentas que cuentan a sus amigos como hazañas propias de la mesa redonda. Todos parece que llegaron a ese lugar y decidieron pasar sus últimos años de adolescencia de la forma más perturbadora que se les ocurrió, corriendo una carrera contra el tiempo, para alcanzar yo no sé qué.

Nosotras no, nunca lo hicimos. Nuestros planes se limitaban a tomarnos unas cervezas, a ir a las bibliotecas, a saltar de un lado para otro en Bar 23, a jugar Jenga en Étniko, a hacer hamburguesas gigantéscas y comer hasta caer dormidas, a desayunar en el patio en Chía, a tomar fotos en el centro. Esos eran nuestros planes, tan sencillos y tan sinceros.

Nos contábamos todo, nos aguantábamos todo, éramos amigas del alma, de esas que se ríen a carcajadas de la otra porque se viste horrible; de esas que no tienen que decirse nada para entenderse; de esas que se patearon las miles de lloradas por ese que no les correspondió. De esas amigas que hay pocas.

Creo que si pudiera escoger y volver atrás repetiría cada uno de los momentos que viví con ellas. Hoy seguimos siendo jóvenes, una es mamá y las tres somos profesionales. Vivimos nuestros últimos años de adolescencia y nuestros primeros de adultez juntas, así que nos une mucho más que los recuerdos.

Ahora cuando nos vemos, parece que no hubiera avanzado un solo día. Aún nos sentamos y no podemos aguantar la risa, no podemos dejar de contarnos todo lo que nos ha pasado, no podemos dejar de hacer las mismas coreografías tontas, creo que todavía podríamos jugar cartas con el naipe de las Chicas Superpoderosas. Así somos, así de simples y de tranquilas, sin tantas hazañas locas, pero si con mucho cariño de por medio.

Creo que hemos hecho un pacto silencioso, seguiremos siendo nosotras mismas, seguiremos adelante siempre, seguiremos buscando ser mejores y, mientras vivamos, jamás dejaremos de ser niñas.

domingo, 6 de abril de 2008

TREGUA

Podría empezar diciendo que nunca jamás terminaremos conociendonos a nosotros mismos, lo mismo a los demás. No es un gran secreto, todos lo sabemos. No estoy diciéndoles algo que no sepan; no me estoy inventando nada.

Sin embargo, pese a que me he vuelto una persona muy dura, que ya no piensa tanto, que vive más el momento, que le gustan más los zapatos, que sabe más o menos qué hacer con su vida, que tiene claro quiénes son sus amigos y que no quiere tener enemigos, que todos los días entiende mejor la música que le gusta, que ha crecido espiritualmente, que le ha bajado a las calorías, que puede rumbear sin trago, que no tiene vicios; creo que me es grato aceptar que la gente todavía me sorprende.

Todo esto no se resume simplemente a la gente en general, sino a los hombres en particular.

Qué le vamos a hacer, he crecido con mucha desconfianza acerca de ellos. Soy femenina, más allá de feminista, pero tengo mis reservas acerca de ellos. Siempre creí que eran uno de los grandes males de las mujeres, además del cáncer de cuello uterino, el cáncer de seno y la estupidez por enamoramiento compulsivo.

Pero en este fin de semana he descubierto, que los hombres no son tan malos, que tienen sentimientos; que como nosotras se envidean, que como nosotras extrañan y quieren, que aman, que sufren y que les preocupa que les salga barriga. Que ellos tal y como lo hacemos las mujeres no saben si llamar o no llamar. Que les duele cuando una vieja los deja; que se sienten mal cuando los amigos los dejan plantados, que en la distancia su familia les hace falta. Al fin, que son tan humanos como nosotras.

Así que he decidido hacer una tregua, con todos ustedes mis queridos amigos, porque me he dado cuenta de que así como las mujeres me han enseñado tanto, de ustedes también he aprendido. De los hermanos, de los amigos, de los novios, de los amantes, de los cuñados, de los vecinos de todos y cada uno; sin endiosarlos, sin volverlos el núcleo de mi vida, pero si comprendiendo y aceptando que me han dado lecciones muy importantes y que no podemos desconocer sus sentimientos.

Sé, como dije al principio, que no estoy descubriendo nuevas verdades, pero sí me estoy descubriendo a mí misma, y más allá de un descubrimiento personal es un descubrimiento total, de no atrincherarme más, de salir con una banderita blanca y rendirme, sabiendo que ustedes han hecho lo mismo por mí. Se ha firmado la paz, en tan solo tres días.

miércoles, 2 de abril de 2008

La ciudad y yo...

Esta mañana cuando venía hacia mi trabajo observaba mucho la gente. En transmilenio la misma vaina: las caras largas de muchos, los universitarios leyendo sus fotocopias, las señoras maquillándose, los señores quejándose, los audifonos a todo volumen para no escuchar lo que dice la ciudad. Casi siempre lo mismo, casi todos aislándonos en nuestro propio mundo para no ver lo que hay afuera.

Yo, como es usual, escuchándo en mi cabeza una canción que me haga sentir feliz, opté esta vez por "Big Girl You are Beautiful" de Mika, que siempre me hace bailar, por lo que me mecía con el vaiven del bus que siempre va a toda por la avenida Suba.

Observaba todo con tanta emoción, esa que uno tiene cuando viaja por primera vez al mar, cuando uno da su primer beso, cuando uno se gradúa de la universidad, cuando uno vuelve a ver a los viejos amigos, eso era... me estaba reencontrando con un viejo conocido, con mi ciudad, con la que hace rato no admiraba, no añoraba, de la que me quise olvidar por un momento.

Es extraño, cuando quieres dejar de nombrar siquiera tu ciudad porque eso te recuerda esto y entonces mejor callas. Pues si, qué le vamos a hacer, mi ciudad, por más que no quiera, se seguirá llamando Bogotá y la seguiré amando así ya no pueda nombrarla sin recordar aquello innombrable.

Interesante, ¿No creen?. Como dice Benedetti, "En todo olvido hay un poco de memoria". En este caso, aunque quiera, no puedo olvidar, porque Bogotá ha sido mi amor de toda la vida, ha sido mi hogar y mi inspiración. Me encanta recorrerla, conocerla; me encantan sus teatros, sus calles atestadas, sus trancones, su grandeza, su ignorancia; me encanta que siempre encuentre una calle que por la que nunca he pasado; me encanta saber que soy de acá, aunque mi mamá diga que de rola no tengo un pelo y que mi sangre santandereana siempre prevalecerá, acá he vivido toda mi vida y la quiero tan como es. Esto es amor verdadero.

Tal vez la gente pasa, pero la ciudad no. Bogotá será mi amor por siempre.

jueves, 27 de marzo de 2008

EL POPULAR PAJAZO MENTAL

El ser humano por naturaleza tiende a envidearse.
Envidear: término que utilizamos los jóvenes bogotanos para referirnos a ese estado de preocupación, duda o zozobra acerca de un tema que nos ocupa gran parte de nuestros pensamientos y nos lleva a un estado de absoluta estupidez en el que nos es casi imposible conciliar el sueño, comer, bañarnos o ver un programa de televisión completo. Eso es envidearse.
A menudo nos encontramos en situaciones en donde no sabemos qué hacer, dónde no sabemos a quien recurrir. Cuando los amigos le sacan el cuerpo, cuando uno le está cayendo a alguien, cuando ese alguien le copia, cuando no le copia, cuando uno cree que es pero no es, cuando no lo llaman de ese trabajo que uno quiere, cuando el jefe sube a recursos humanos a hablar de temas importantes, cuando la novia le dice “tenemos que hablar”, cuando el novio se le pierde, cuando la hermana pasa mucho tiempo en el baño vomitando y en muchas más situaciones empezamos a maquinar.
La cabeza comienza a hacer muchas conjeturas y a atar cabos sueltos imaginarios para determinar qué es lo que puede estar pasando. Como es normal, buscamos respuestas a las preguntas que nos están taladrando el cerebro y tratamos de dilucidar la situación de forma que quedemos satisfechos y menos intranquilos: ese, precisamente ese es el pajazo mental.
Nos encanta dárnoslos; nos encanta meternos en ese mundo mágico y fantasioso en donde todo puede pasar:
La niña esperando que su novio la llame y él no lo va a hacer porque decidió echarse una canita al aire piensa: no me llama porque debe estar ocupadito trabajando.
La mamá que encuentra a su hijo encerrado en el cuarto con su novia emitiendo quejidos: esos ruidos deben ser porque se están haciendo un masajito porque les duele la espalda y no quieren que los molesten.
El empleado cuyo jefe subió a recursos humanos, no sin antes preguntarle su antigüedad: cree que le van a dar un aumento.
Pero resulta que no, la realidad suele ser bien diferente y uno siempre termina en las mismas: vestido y alborotado, decepcionado de la vida.
¿Por qué será que estas prácticas masturbatorias pueden causarnos tanto placer? Debe ser que no nos gusta enfrentar la realidad en sus proporciones normales porque al fin y al cabo todos queremos ser felices de vez en cuando, darnos nuestros raticos de esparcimiento y creernos nuestras propias mentiras. Esto no es malo, nunca lo es. Qué más da…
Solo hay que tener un poco de cuidado en que no se nos vuelva vicio y no empecemos a tergiversar la realidad al punto de confundir los sueños con el mundo verdadero. Ahí está la ciencia.
De vez en cuando es bueno encerrarnos en nosotros mismos, hacer que lo imposible pase, hacer realidad nuestras fantasías, al fin que el cerebro no distingue entre lo que pensamos y lo que vivimos, entonces por qué no. Los invito a que lo hagan de vez en cuando, cierren su cuarto, apaguen la luz y piensen que todo es como les gustaría que fuera, siempre es bueno hacerlo y que alguno diga que no lo ha hecho…. Yo sé que no.


miércoles, 12 de marzo de 2008

Y ahora yo...

10:59 de la noche... El silencio no es absoluto, la oscuridad no es absoluta, el frío si lo es.

Estaba ya a punto de acostarme cuando recordé enviar a un amigo mis viejos poemas, esos viejos sentimientos adolescentes que cuando uno llega a la adultez añora más que nunca y atesora como siempre.

(Locos tiempos vivimos hoy. Locos y desenfrenados, a veces siento que esta ciudad llega a asfixiarme)

Reviso cada uno de esos escritos, mis viejos blogs, mis amores de hace años, mis desamores de otros tantos y empiezo a pensar a qué hora llegué a acá... a qué hora todo se volvió tan confuso y dejó de importarme. A qué hora me convertí en la persona que soy hoy, quien guarda tan fácilmente su corazón en un bolsillo cuando no lo necesita.

Si eso es madurar, creo que he madurado. Sin embargo, creo que me falta algo. Siento que necesito otra vez ese espacio en donde el corazón nos invade la vida, nos llena de rabia, de risa, de llanto, de decepción y de amor, de luz, de ánimo, de tristeza, de ganas...

Tantos amores han pasado y ninguno para quedarse verdaderamente. Tantos corazones sin pena, ni gloria. Tantos recuerdos que a penas se llegan a convertir en poema, en blog o en recuerdo, así nada más, sin tanta trascendencia, sin sal ni pimienta.

Quisiera saber si lo real existe, si la lucha por encontrar "ese" alguien algún día acabará. Si somos más que cuerpo y carne que se convierte en deseo y pasa tan ligero que apenas si lo vemos.

Creo que seguirá la búsqueda y no será allá afuera. No será en la ciudad donde todo se duerme, donde las miradas son esquivas, los abrazos son indiferentes y los besos son de mentiras. Será acá adentro, acá donde todo es real, en el acá donde se siente calor, donde hay vida y muchas ganas de hacer poesía.

martes, 26 de febrero de 2008

NUEVO CAPÍTULO.

21/02/2008

“Solo debes dar el primer paso con Fe. No ver toda la escalera, simplemente dar el primer paso” Dr. Martin Luther King.

Hace un momento estaba viendo el maravilloso discurso que dio Steve Jobs en la Universidad de Stanford. Debo confesar que es una costumbre que he adquirido cuando necesito que algo me reconforte después de un mal día. Escuchaba como hablaba sobre unir los puntos hacia atrás, sobre sus experiencias de vida, sobre sus historias de amor y de lucha.

Me puso a pensar en todos los cambios he tenido en mi vida en tan solo una semana. Tantas cosas que creía fijas y seguras se empiezan a desvanecer, dejando por delante el incierto camino, plagado de incógnitas, de inseguridad, de misterio.

Para empezar cambié de casa. Veinticuatro años viviendo en el mismo lugar, creciendo con los mismos árboles, sabiendo todos los caminos para llegar a mi hogar y ahora me encuentro en un sitio tan alejado que ni siquiera imaginé que existiera algún día. No tengo los viejos amigos de siempre, que con solo un silbido salían a la puerta y me llenaban de risas y de historias. No tengo la tienda del lado, no conozco al zapatero, no sé donde queda la lavandería, tampoco la iglesia y apenas si he ido al supermercado. Es tan extraño todo y tan nuevo. Es tan diferente, pero al mismo tiempo familiar.

No me siento ajena aunque mi apartamento es mucho más pequeño que mi antigua casa. No me siento sola y eso que ahora solo somos dos y no muchos como antes. No me siento intranquila. Siempre pensé qué se sentiría llegar a cualquier hora a casa y no tener miedo de encontrarme con mi papá borracho. Anoche lo experimenté y fue impresionante.

Siento que este es mi lugar, mi pedacito de mundo, mi pequeño reino en el que mi mamá y yo mandamos y somos dueñas y señoras del lugar. No es tan grande, ni en un barrio tan bonito y es difícil llegar, pero es mío.

Adicional a eso, después de dos años y ocho meses, pasó lo inevitable, ocurrió lo inimaginable para mí: mi novio me terminó.

Es una sensación extraña. Ese viernes, en el que me dijo que ya no me quería como antes y que ya no me necesitaba en su vida, casi exploto. Sentí que el alma se me derretía y que realmente preferiría cualquier cosa a soportar ese dolor. Me ahogué en llanto, no podía dormir, fue horrible.

Un amigo, uno de esos que nunca aparece cuando uno lo necesita, pero que mágicamente apareció ese día, me dijo las palabras más sabias que podía escuchar en el momento: ya hiciste todo lo que podías hacer, ahora es el momento de pensar en ti. Decidí nuevamente poner la frente en alto, me obligué a dormir, aunque hubiera podido irme de rumba, pero no era el momento, simplemente necesitaba entender la pena.

Me desperté al otro día con ese mismo desánimo, con esa rabia que le llena a uno el cuerpo, con la infelicidad de sentir que el ser amado no te correspondió. Con la ira, con el llanto, con la tristeza. Pero no, no era hora para desdicha, miré a mi alrededor y me pregunté si realmente valía la pena, me armé de valor, me bañé, me perfumé, me puse linda y otra vez aguantando el tipo miré para adelante y dije: no vale la pena sufrir, quien te quiere te quiere y quien no, no. Hay que seguir adelante, nada amerita tanta amargura.

He estado triste en algunos momentos. Más que nada es que el alma se acostumbra. Después de tanto tiempo de ver a la misma persona, de escuchar la misma voz al teléfono, de besar los mismos labios, de sentir el mismo aroma, de amar al mismo, de desear al mismo, es extraño levantarse y ya no tenerlo, como si se hubiera roto el encanto.

Pero como sea, he aprendido que en la vida siempre, siempre todo es para bien, nada pasa por que si. He aprendido a ser paciente y aceptar con amor lo que la vida me da. Saber que regalos maravillosos le aguardan a uno. Entender que “si uno llora porque el sol se ha ido las lágrimas no lo dejan ver las estrellas”. Y eso he hecho, pensar en mis estrellas y me he encontrado más agradecida y más amada que jamás en la vida.

Muchos ángeles han venido a cuidarme. Muchos regalos de DIOS que me han llenado de felicidad y fortaleza. ¿Cómo puedo llorar ahora si lo que tengo es vida, amor, gente que me ama? ¿Cómo puedo reclamarle a DIOS que se haya ido mi novio, cuando Él me ha llenado de bendiciones? ¿Cómo no ser feliz?

Se extraña es cierto, se ama, pero hay que seguir adelante.

Después de todo esto he descubierto que mi vida ya no es una hoja en blanco. La vida es como un libro y cada momento tiene su página propia. A veces no sabemos por dónde empezar porque es muy difícil crear la historia, pero la misma imaginación lo va llevando y uno escribe y escribe sin parar.

Creo que también las páginas se completan, se acaban y hay que darles vuelta, porque no todo cabe en una sola hoja, porque siempre habrán más historias para contar y hay que darles espacio.

Creo que cuando uno termina de escribir una de esas páginas hay que leerla y cuando ya la haya entendido pasar a la otra página y seguir escribiendo.

Y definitivamente todo requiere práctica, mientras uno más escriba más facilidad tendrá para hacerlo, más fácil fluirán las palabras. Por eso estoy segura de que nunca voy a olvidar estas historias y siempre que las lea seguiré aprendiendo, veré errores de gramática y ortografía, pero como en este libro no se puede borrar lo que he escrito más adelante los iré corrigiendo y cada día escribiré mejor.

Ha llegado el final de un capítulo y estoy ansiosa de escribir más aventuras. Porque no le tengo miedo al blanco del papel, solo me basta con escribir la primera letra y DIOS seguirá haciendo el resto del trabajo por mí. Yo ciegamente siempre creeré en Él y en que los relatos que tiene guardados para mí son los mejores.