viernes, 22 de agosto de 2008

Volar

Seis meses... poco tiempo parece, pero es uno de esos periodos de tiempo que marcan. En el colegio, cada seis meses hacemos un receso para descansar; en la Universisdad un semestre es lo que nos toma aprender a no perder una materia; en las empresas un buen tiempo para un balance, para saber en qué se está fallando y tomar medidas a tiempo para que el resto del año sea próspero.

Hace seis meses en este mismo apartamento, en este mismo computador, en una noche fría como ésta, veía el video de Steve Jobs que hace un momento volví a ver. Hace exactamente seis meses.

Interesante como la vida se reordena; como algunas cosas se mantienen y se vuelven mucho más sólidas; como algunas personas entran y desaparecen así no más, sin casi dejar huella. Interesante cómo ha cambiado mi vida en seis meses, como hace ese tiempo escribía sobre uno de esos fines de semana locos, cuando me desperté un lunes y mi casa era otra, mi novio ya no lo era, mi vida no era la misma; tenía nuevas responsabilidades, nuevos retos, nuevas rutas, nuevos y desconocidos rumbos, nuevas experiencias por vivir.

Y acá estoy, haciendo mi balance semestral para lo que queda del año, (Suena Feeling in the same way de Nora Jones, imagino que la vida no habrá encontrado mejor canción para este momento), lo único que me faltaba era cambiar de trabajo.

Lo más bello de la vida es ver como varios de tus sueños, de tus metas confluyen en un mismo punto y te hacen sentir tan agradecido; así como así, yo que siempre he querido tener alas hoy tengo la posibilidad infinita de volar; el mundo ya no cabe en mi casa, hay demasiados lugares a donde ir.

Obviamente ningún don se nos da sin un poco de responsabilidad, pero eso también resulta maravilloso si se mira con detenimiento, porque siempre he sido convencida de que DIOS no nos da situaciones que no podamos manejar; Él siempre sabe hasta donde podemos llegar y que nuestras únicas limitaciones están en la cabeza; así que nada, vamos a por ello.

Mi vida ha cambiado, sí, pero las personas a las que amo siguen inamovibles, siguen ahí siendo mi puente, siendo mi base, alegrándose con mis triunfos que son un poco (mucho) de ellos, porque la vida no es tan individual como quisieramos, de todos aprendemos algo, todos caen en el momento y lugar preciso y nos ayudan a avanzar; y aunque sabemos que no van a durar para siempre en este mundo físico, se las arreglan para perdudar en las enseñanzas, que son más eternas que el propio universo.

La vida cambia y continúa. Ahora estoy en otro lugar, con otro estado de ánimo, siento de veras como si hubiera renacido; siento que ya no hay fronteras, ya no hay miedos. Sigo avanzando, con pasos pequeños pero seguros, ya no me quiero comer el mundo de un solo bocado, quiero disfrutarlo, pedacito por pedacito, con sus alegrías y sus tristezas, con sus momentos de bonanza y de pobreza, con su equilibrio perfecto que nos recuerda lo frágiles que somos, pero que también cada día más nos comprueba que sí tenemos el poder de volar, el poder de ser libres, el poder de ser felices.

No crean que hacen falta seis meses para darse cuenta de esto, como siempre mis Blogs están llenos de lugares comunes, pero que le vamos a hacer, si en la vida lo más bonito es lo más cotidiano, lo más simple, lo que es tan evidente que a veces no lo queremos ver, por eso hay que cerrar los ojos un momento, dejar de escuchar tanto el riudo de afuera, sentarnos en la soledad de la noche y dejarnos llevar, en uno de esos giros mágicos de la vida, salimos volando!