viernes, 7 de septiembre de 2007

Alta Suciedad (Andrés Calamaro)

Sin el ánimo de plagear el nombre es esta ya legendaria canción del argentino Andrés Calamaro, decidí que este es el único nombre posible para este blog.

Bogotá es bella, llena de matices, un poco enemiga, un poco còmplice a veces; es como la comida thai: la combinación perfecta entre sabores dulces, salados, ácidos y amargos.

Esta sociedad que se ha forjado a punta de vendedores ambulantes, desplazados por la violencia en zonas rurales, por ejecutivos de saco y corbata, por la señora de los tintos, por el celador del edificio, por la subida a Monserrate e ir al Veinte de Julio los domingos. Que se ha caracterizado por recibirnos a todos con los brazos abiertos, con un arcoiris todos los días, esta cuidad de soles y lluvias, de corazones solitarios y amigables, de un amigo en cada esquina, también tiene su parte oscura.

Creo que lo peor que nos puede pasar es creer o caer en esa falsa suciedad, en donde a cualquiera se le debe decir Doctor o Doctora; en donde quien no lleva saco y corbata no puede trabajar en una oficina; en donde hay que fingir falsas sonrisas y dar coba al que no sabe, pero llegó a su alto cargo a punta de ser amigo del dueño.

Creo que en muchas de las compañías de esta ciudad todavía alaban al que llegó a arriba pasando por encima de los demás, todavía permiten que el que no sabe nada se mantenga a punta de poner buena cara en sus múltiples reuniones y hacer chistes en medio de los comités para ocultar su ignorancia.

Aún hoy en día muchos creen que esa es la forma de ser. Todavía muchos pretenden seguir ahí, sin nada en la cabeza, sin diferenciar un bit de un byte, sin mirar más allá de la nariz y pretender que nadie se de cuenta.

Afortunadamente y para felicidad nuestra, nuevos caminos se abren, los jóvenes, sangre nueva y conocimiento fresco, han llegado para dar la batalla y cortar de una buena vez esa costumbre heredada de los que ya se están llendo.

Ya no más Alta Suciedad. Necesitamos que todo sea genuino y duradero. Que quienes gobiernen sean gobernates y que quienes dirijan sean idóneos. Ya me cansé de vivir en la mentira, afortunadamente me fui para otra para otra parte.

martes, 4 de septiembre de 2007

To be or have been... that's now the question!

Estamos en una agridulce época. Un momento de esos que pasarán a la historia porque todo lo que conocemos está en guerra. La guerra de los sexos, la guerra del centavo, la guerra en Irak, la guerra por Nepal, la guerra, la guerra, la guerra... Parece que todo está condenado a ser una sóla lucha, una revolución constante, un estallido frecuente o una inminente disputa.

Sin ir más allá, como es mi costumbre, he descubierto que de alguna forma mucho de lo que es una guerra está dentro de uno. Brillante deduccción, dirán ustedes, acabo de descubrir el agua tibia, pero creánme que tengo un punto, no es tan simple, ni tan complejo pero es verdad.

Resulta que de un tiempo para acá me he puesto a pensar en lo que es el exnoviazgo. Esa etapa típica después del rompimiento en donde uno se desgarra las vestiduras, come helado hasta inflarse como un globo, llama al exnovio(a) a las 3 de la mañana borracho, o si es muy maduro, simplemente se desaparece del mapa.

Es esa etapa en donde uno ya no sabe si es o no es o si simplemente fue o qué habrá sido. Es ese momento de la vida en donde uno se pone a pensar en todo lo que fue lo que pasó, lo que pasaría, en el porqué y las mil razones para acabar con todo y después de tener la cabeza hecha una verdadera melodía se da cuenta de que es suficiente, y como dice Benedetti "con los ojos bien secos, por si acaso, miro como te vas adentrando en la niebla y empiezo a recordarte".

Pienso en los noviazgos y creo que el exnoviazgo es una época que no pasa en la vida, aquel que fue siempre estará ahí, pero de una manera distinta. El una vez amigo, al que le decías novio pasa a una otra categoría.

Es esa guerra, esa tan simple, entre los sentimientos actuales y los pasados. Es ese remover los escombros y encontrar que aunque nada se puede salvar siempre habrá un recuerdo, uno maravilloso o uno que no quisiera archivarse, pero al fin y al cabo seguirá ahí.

Entonces uno saca su banderita blanca, deja la güevonada y ya! Como por arte de magia llega alguien más, alguien que le cambia a uno la vida.

Un posible novio, es siempre un posible exnovio, pero no seamos pesimistas también es un posible recuerdo que nunca morirá.