viernes, 23 de mayo de 2008

Pesado Pasado

Empiezo a pensar de nuevo en el tema de este Blog, la Bogotá Su-real. De hecho el nombre debería ser surrealista, pero me sonaba más bonito Su-real, me parece que habla más sobre lo que quiero decir, sobre esta complicada simpleza de vivir en una ciudad tan grande, con tantos matices, con tantos miedos y tantos recovecos, como siempre lo he dicho.

Pues bien, esta ciudad oficialmente se nos ha quedado chiquita. Creo que empiezo a ver que todo es un pequeño círculo, todos de alguna manera nos conocemos con todos, todos de cierta forma estamos comprobando la teoría de los "Six degrees of Separation" (traduce algo así como seis grados de separación), lo que me da un poco de ansiedad, porque si realmente todos estamos a solo seis personas de conocer a todos en este planeta, entonces no hay salida, nuestro pasado nos acechará por siempre.

No nos digamos mentiras, ni acá, ni en ninguna parte alguien tiene la vida tan limpia como para no apenarse de algo que hizo en el pasado. Todos tenemos algo que no queremos contar o que preferimos mantener un poco oculto o simplemente porque queremos olvidarnos de que pasó ya que nos causa emocines que preferimos reservar en lo más profundo de nuestro corazón.

Lo malo es que esos fantasmas que uno creía haberlos erradicado, siempre vuelven a atormentarnos. Son almas vagan errantes recordándonos que jamás podremos librarnos de ellas porque siempre que conozcamos a alguien, esa persona podría conocer a otra y esa a otra más, alguien que sabe nuestros oscuros secretos, nuestros más íntimos pecadillos. Espeluznante ¿no?.

Lo peor es que la era tecnológica está agravando el problema. Ahora no solo debemos preocuparnos de botar nuestras antiguas agendas, quemar antiguas cartas, dejar de saludar a los antiguos amigos, porque ahora también somos seres virtuales, imborrables personajes de un mundo paralelo construído en la red en donde caminamos desnudos como almas en pena en este purgatorio que se ha convertido Facebook.

Y entonces ¿Cómo luchar contra eso? ¿Cómo salirnos de este círculo vicioso? ¿Cómo desterramos totalmente a aquellos que creímos que nunca más ibamos a ver, pero que volvieron para asustarnos y aterrorizarnos? ¿Cómo borramos a los ex-amantes del messenger, cómo nos deshacemos de los ex-novios en facebook? ¿Cómo quitamos a los que nos molestaban en el colegio de nuestro MySpace?

Pues resulta que no podemos hacerlo. Apenas si podemos vivir con ello, aliarnos. Si no puedes contra ellos: úneteles. Los que eran tus enemigos, puede ser tiempo para que les des otra oportunidad; los que eran tus novios, es hora de que los olvides; y los ex amantes... tal vez sea un buen momento para cangrejear*, quién quita. Siempre algo positivo se le puede sacar a todo, qué tal una buena noche de efervescencia y calor.

Por eso tranquilos, que jamás podremos borrar lo que fuimos, solo debemos aceptarlo. Lo hecho, hecho está. Jamás nos vamos a poder deshacer de nuestro pasado, pero siempre podemos hacerlo más amable, más divertido o quizás más picante.

*Cangrejear: Palabra del Slang bogotano que se refiere volver con alguna persona con la que se tuvo una relación. Traduce literalmente caminar para atrás....

lunes, 19 de mayo de 2008

VICIOS

Ehhhh? Por dónde empezar….

Pues realmente estoy tratando de dejar de pensar. Este mundo está lleno, plagado, de vicios: Sexo, drogas, alcohol, cigarro, tele, porno, etcétera, etcétera. Mi vicio es pensar.

A veces es tan complicado, tan delicioso, pero tan doloroso. Quisiera de vez en cuando callar las voces en mi cabeza, pero siguen taladrando, infestándome con pensamientos sobre todo, con ideas sobre la vida, sobre la muerte, sobre el amor, sobre el odio, sobre los hombres, sobre las mujeres, con canciones, con poemas y quisiera que me dejaran descansar de una vez.

Esto de dejar de pensar es una misión que requiere tanto trabajo como dejar de consumir alguna droga. Cuando siento que ya lo estoy logrando, empiezo a sufrir síndrome de
abstinencia y entonces empiezo a sudar frío, se me acelera el pulso y otra vez recaigo, lleno mi cabeza de más y más y más, sin descansar un solo momento.

Es un problema grave este que tengo. Mis pensamientos poco a poco han llegado a gobernar mi vida, trayéndome a esta ola creativa en donde escribo y escribo, a veces sin ningún sentido. Todo lo cuestiono, todo lo quiero entender. En realidad quiero encontrar el sentido de la vida, en realidad tengo demasiado represado.

Busco ayuda, pero lo único que hacen es burlarse de mí, diciéndome que esto es parte de la naturaleza humana, como si yo no lo supiera, como si yo ya no lo hubiera pensado antes.

De verdad que esto se me está convirtiendo en un problema. Ya no puedo caminar descalza sin preguntarme si es real o no el suelo que pisamos. Ya no puedo andar por la calle sin pensar si todo esto es un simple sueño. Ya no puedo acostarme en el pasto, mirando el cielo y simplemente buscarle figuras a las nubes, sino que empiezo a pensar qué habrá más allá del cielo, qué habrá más allá de DIOS, ¿Será que DIOS sí me escucha?, ¿Será que si existe? ¿Será que Él conoce todos y cada uno de mis pensamientos? Y si los conoce ¿será Él no está también cansado de ellos?

jueves, 15 de mayo de 2008

LUGARES COMUNES.

No soy mala hierba, solo hierba en mal lugar (Sácame de Aquí, Bunbury)

Últimamente he pensado que quiero viajar; pero viajar lejos, por lo menos un viaje que amerite tener una visa en el pasaporte. He pensado en varias opciones, la verdad no sé a dónde exactamente, ni cuando, pero quiero viajar.

Me ha estado rondando mucho la idea en la cabeza de que quiero irme a vivir a Italia, ya empecé a averiguar becas y requisitos, cursos de Italiano y, bueno, me he vuelto un poco obsesionada con ese tema. No sé qué es lo que tiene esa tierra que me parece tan atractivo. No sé de dónde surge ese sentimiento, como si me estuvieran llamando a encontrarme con algo o si simplemente quiero irme a buscar otros mares y esa es la opción más atractiva.

Como ustedes ya deben saber a esta altura y para los nuevos lectores (que son pocos, pero siempre bienvenidos), yo pienso un poco en desorden, (aunque casi siempre termino teniendo un punto), así que este tema de los viajes me llevó directamente al tema de las familias, de las personas sobre todo. Empecé a pensar en la gente con la que hace muy poco uno pasaba mucho tiempo, con la que uno ya tenía sus rutinas establecidas, a las que medianamente conocías, como las familias de los ex.

Es extraño, cuando estás con alguien realmente estás saliendo con su familia. La conoces tanto, la ves tanto, la llegas a apreciar, a sentir parte te tu nucleo familiar y cuando terminas con ese alguien lo haces también con sus allegados. Entonces ya no te conocen tan bien, ya no los quieres cerca, ya no te quieren cerca y terminan siendo simples desconocidos que una vez compartieron un momento contigo.

Es aquí cuando todo este tema de los viajes y las familias empieza a concatenarse, porque si realmente te vas a vivir a otro lado, tu propia familia también se queda atrás. Las personas con las que compartías, vivías y comías de algún modo se vuelven lejanas.

Al fin y al cabo siempre nos estamos desprendiendo de algo. Cuando estamos en el colegio y nos vamos a la universidad; cuando pasamos de un trabajo a otro; cuando nos subimos a un bus y nos bajamos, siempre estamos dejando algo atrás. Es la ley natural de la vida despojarnos de algo, para obtener otra cosa. Pero ¿Por qué para algunos será tan difícil hacerlo? Para mí, por ejemplo, siempre ese proceso de adaptación se me ha dado naturalmente. Siento que lo que dejas atrás, aunque maravilloso y hermoso, cumplió su ciclo y hay que avanzar. Creo que por eso recuerdo tanto, pero no con añoranza, sino con cariño.

Todo se torna un poco más claro. Ya sé que lo que quiero siempre es emprender nuevos viajes, conocer otras cosas, otros pasajeros de este mundo, al fin y al cabo la vida es un viaje muy corto que hay que aprovechar al máximo. Por eso siempre tengo las maletas hechas, no sé a dónde vaya, pero seguro en donde esté, siempre recordaré cada uno de los lugares que he visitado y seguiré andando y andando, mientras pueda.

domingo, 11 de mayo de 2008

Rutinas.

La feria del libro me dejó varias cosas: Un libro que se llama Solas, de una escritora española; La Tregua, el libro que le abrió las puertas al mundo a Mario Benedetti y una exquisita charla con mi amiga Andrea al calor de unas buenas cervezas.

Y bueno, este libro “La tregua” es básicamente el diario de un hombre de 50 años, contador público a punto de pensionarse, viudo y con tres hijos, quien cree que el corazón se le ha secado. ¡Qué historia más amena, por DIOS!. Nunca creí que la vida de un contador pudiera divertirme tanto, pero es que este Martín Santomé resultó tener más cosas conmigo de las que alguna vez me pude imaginar. Es un loco, soñador, sexual y pensador.

Eso me hace recordar que hace unos tres días, cuando cumplía una de mis rutinas diarias (desmaquillarme), mi mamá me miró y sonriendo me dijo: “Nena, me alegra tanto verte, me alegra tanto como estás tomando tu vida”. Entonces me puse a reflexionar, ¿Qué es de mi vida en este momento y por qué me siento tan identificada con este Santomé?

Para empezar estoy haciendo cosas que nunca hice. Ahora ando pendiente de pagar los servicios, las tarjetas, de tener la ropa lista a tiempo y de tender la cama todos los días. Empecé a preocuparme por cuidarme la piel y las arruguitas de los ojos, por lo que ahora tengo unas quinientas cremas, cada una para una parte diferente del cuerpo. Me preocupa mi salud, por lo que he decidido contratar una medicina prepagada. Me maquillo y me desmaquillo todos los días y cada una de estos rituales me toman unos quince a veinte minutos diarios. Veo el noticiero y leo la prensa diariamente. Estoy preocupada porque empezó a salirme pancita, por lo que las abdominales han sido buena opción. Tengo una cama doble, un computador personal y un televisor, objetos que creí imprescindibles para la vida independiente. Ahora escucho Jazz, blues, soul y no soporto el vallenato, el merengue o el reggaetton. Trato de repartir mi tiempo entre mi trabajo, la música, la lectura, el cine, ver a los amigos, hablar con la familia, dormir, consultar el correo electrónico y próximamente estudiar de nuevo, todo en las escasas 24 horas del día.

Me doy cuenta de que empiezo a tener verdaderas rutinas. Que a pesar de seguir saltando de un lado a otro, de que me siguen gustando las películas de Barbie y de mis frecuentes ideas infantiles, ahora ya vivo una vida diferente, la vida que siempre quise tener, lo que siempre soñé desde niña y, sin embargo, siento que mi corazón un poco seco, como que ya no siento esa necesidad de llorar todos los días y, es más, bloqueo todo pensamiento que me haga sentir nostálgica o conmocionada.

Creo que ya no soy una niña. La vida, el mundo, las percepciones me han cambiado. Ahora tomo cuenta de cosas que nunca en la vida me habían importado, como el curso de la historia y la realidad del país. Ahora soy alguien para datacrédito. Ahora soy alguien...

¡PUTA, Ya soy adulta!.

sábado, 10 de mayo de 2008

Desde este alejado pedacito de mundo

Hace no mucho escuché una de esas historias que lo logran dejar a uno frío, tembloroso, pensativo y con escalofríos.

Esta señora padecía una enfermedad terminal que no recuerdo muy bien cuál era; su esposo se había dedicado a cuidarla lo mejor que podía y su único hijo se había dedicado a seguir con su vida, es decir, practicamente a ignorarla.

Un día el señor salió de su casa a hacer alguna diligencia, el hijo se encerró en su cuarto a hacer algún trabajo de la universidad, a chatear con sus amigos o a disfrutar de alguna revista pornográfica, lo típico de los muchachos de su edad. La mamá murió sola y de la forma más silenciosa posible en su cuarto, a tan solo unos pasos de su hijo sin que él se diera cuenta.

Es un poco terrorífica esa historia, como dije al principio, sobre todo porque es real. Lo que me pone a pensar un poco más y como de costumbre en la gente que tenemos alrededor. En qué tanto le decimos a quienes tenemos al lado que los amamos, que son importantes; en cuánto nos involucramos en sus vidas, en su dolor, en su dicha, en su tristeza; en cuántas oportunidades perdemos para estar con los que amamos.

En estos tiempos en los que mi casa está tan lejos que Jota Dé dice en broma que yo "Vivo donde enchufan el sol", me he dado cuenta de que siempre tendemos a menospreciar el valor de los amigos y simplemente esperamos a que estén ahí todo el tiempo para escucharnos, darnos una mano, para burlarse de lo que nadie más se burlaría, para decirnos a la cara lo que todos prefieren callar; y sin embargo pese a que muchas veces los olvidamos ellos siguen estando ahí.

Si nos ponemos a observar la mayoría de canciones, poemas, libros y guerras de este mundo encontraremos que están dedicadas al amor. Casi todas hablan de corazones rotos, de amores imposibles, de amores realizados, del amor de nuestras vidas, de celos, pero muy pocas veceshablan de los amigos. ¿No les parece extraño?, ¿Por qué será que nos es tan fácil amar a un desconocido y darle todas nuestras palabras, nuestros sentimientos, nuestra vida misma; mientras a nuestros amigos apenas los recordamos de vez en cuando y generalmente cuando pasamos por malos momentos?.

Yo he cometido un pecado que creo que es el que más culpa y menos orgullo me provoca: he dejado a mis verdaderos amigos, por aquellos que son apenas personas que pasan por mi vida. He preferido tenderle la mano a veces a algunos pasajeros que a esos que han estado mucho tiempo y que me han apoyado siempre, sin ningún interés más allá de verme bien. Mea Culpa.

Todo leste preámbulo va, mucho más allá de hacerlos reflexionar o lograr que todos ustedes salgan corriendo y le digan a sus amigos que los quieren o a su mamá que la extrañan o yo qué sé yo, es agradecerle a los verdaderos PARCEROS de mi vida que hayan estado ahí en cada uno de los momentos que los he necesitado, que me hayan enseñado el inmenso valor de la risa, que nunca me juzguen a pesar de mi locura, que me expliquen lo inexplicable y que sin importar que ahora me digan "mosquita" siempre se acuerdan de mí y me hacen saber que me quieren y que me cuidan. Por acompañarme aún cuando estoy un poco lejos. Muchas gracias por ser ustedes y por quererme como soy, ¡por que sí!.

Recuerden que esta ciudad es lo suficientemente grande y acá, en una alejado rincón, en un pedacito diminuto de mundo siempre tendrán un lugar a donde llegar, si algún día necesitan un abrazo o simplemente quieren atravezar la ciudad, siempre serán bienvenidos.

Gracias mis amigos, los de siempre y los de ahora.